Agua Buena
Asociación de
Derechos Humanos

San José Costa Rica
Teléfonos: (506) 2280-3548
P.O.Box: 366-2200 Coronado

Necesitas un lugar donde quedarte 
en San José?

Tenemos habitaciones para alquiler, más información aquí.


Patrocina:

 

Artículos

Sección: Republica Dominicana
Publicado: Octubre 2005 .

¿Parte del Castigo?

VIH/SIDA y TB en la Penitenciaría La Victoria, Republica Dominicana

Por Eugene Schiff*

A inicios de agosto del 2005 el Dr. José Gonzalez, dos activistas VIH+ y mi persona (en representación de la Asociación Agua Buena), organizamos un taller sobre tratamientos VIH/SIDA y derechos humanos en la Penitenciaría La Victoria en la República Dominicana. Nuestras metas eran discutir temas relacionados al acceso a tratamiento ARV para los privados de libertad, escuchar las preocupaciones de los reclusos y determinar los desafíos que se presentan a raíz a la coinfección VIH/TB en la penitenciaría. Para la mayoría de los involucrados era la primera actividad de este tipo, incluyendo los aproximadamente cuarenta reclusos seleccionados para participar.

Construido en 1952 durante la dictadura de Trujillo, La Victoria se encuentra entre las penitenciarías más viejas y grandes de la República Dominicana y en toda la Región Caribeña. También se conoce por ser una de las más violentas y superpobladas. Sus más de 3,000 reclusos son exclusivamente masculinos y en su mayoría de muy bajos recursos (existen dos cárceles más pequeñas ubicadas en el pueblo de Najayo en el sur de Santo Domingo que se utilizan para mujeres y los criminales adinerados con mejores conexiones). La Victoria fue construida para una capacidad máxima de unos 1,400 reclusos, así que, como la mayoría de las cárceles de América Latina, no es un lugar fácil para el vivir o tratar de controlar.

Durante mis dos visitas a La Victoria en los meses de Julio y Agosto, dentro de la cárcel de concreto, al igual que en la mayoría de las áreas aledañas y la ciudad capital, era extremadamente caluroso y húmedo. El calor persiste mientras la electricidad viene y se va sin misericordia, apagando los pocos abanicos que existen para hacer circular el aire tibio. Tal vez se debió también a la manera en que estábamos vestidos. Los reclusos no utilizan un uniforme estándar, pero si se les exige utilizar pantalones cortos, lo cuál los distingue de los guardas, trabajadores de salud y visitantes. Cuando entramos a la prisión el Dr. González, un médico capacitado en el manejo de VIH y recién nombrado por el Programa Nacional de VIH/SIDA para brindar medicamentos antirretrovirales a los privados de libertad que viven con VIH/SIDA, se encuentra sudando profusamente cuando nos advierte con ironía que únicamente se permite salir a los que llevan pantalones.

Condiciones dificiles en la Carcel

Las condiciones de vida de los privados de libertad varían un poco. Observamos desde cuartos húmedos, oscuros y superpoblados, pero sorprendentemente y meticulosamente ordenados, en los que noté 16 camas en camarotes de hasta tres pisos, hasta los peores bloques de celdas los cuáles son descritos por los privados de libertado como corrales rudos y caóticos donde duermen al menos 40 hombres juntos, con algunos de los privados de libertad de mayor edad y los más indigentes, supuestamente durmiendo en el piso con pocas, si es que algunas, de las comodidades materiales más básicas.

Además de ser crueles e inhumanas, estas condiciones también son un criadero ideal para epidemias de tuberculosis, una enfermedad respiratoria contagiosa que se propaga en el aire. Los espacios asoleados y aireados ayudan a matar la bacteria y prevenir la propagación de la tuberculosis micobacteriana. Sin embargo era fácil observar que ambos elementos eran limitados en las celdas de piedra superpobladas con únicamente un par de ventanas pequeñas, en su mayoría tapadas por unos pequeños abanicos que giraban sin rejas. Para lograr un poco de privacidad, los privados de libertad que viven en las mejores celdas han colgado cobijas viejas, gruesas, desteñidas y con parches sobre sus camarotes, lo cual parece tener el efecto de hacer aún más sofocante la circulación de aire en el área para dormir. Un privado de libertad enfermo y tosiendo fácilmente podría exponer a varios de sus compañeros de celda a la TB y otras enfermedades infecciosas.

El Programa Nacional de Tratamiento y Control de Tuberculosis de la República Dominicana ya tiene muchos años de operación y trabaja bastante bien en La Victoria, según los trabajadores de salud y médicos de la penitenciaría. Desde que una persona es recluida en La Victoria hasta el día que es liberada, la implementación del programa DOTS (Terapia Observada Directamente, por sus siglas en inglés) es relativamente sencilla, ya que los enfermeros pueden supervisar que los reclusos completen la toma diaria de medicamentos TB requeridos cada mañana, lo cual garantiza buena adherencia y altas tasas de curación. Además, los medicamentos para la TB son de muy bajo costo y pueden ofrecerse gratis a los reclusos y otros ya que son ofrecidos por el sistema de salud público a nivel nacional.

Un tema que surgió fue el problema de la TB Multi-resistente (TB multi-resistente a los medicamentos, o MDR por sus siglas en inglés). Una trabajadora de salud del centro de salud de la penitenciaría nos comunicó que se presentaron tres casos de TB multi-resistente y obtener acceso a diagnósticos y tratamiento de alto costo fue difícil ya que éstos no son cubiertos por el Programa Nacional de TB. En estos casos, supuestamente se recibieron donaciones internacionales, pero algunos se preocupan de que estas necesidades de tratamiento deben incorporarse de manera estándar y sostenible en el programa. Sin supervisión, o con un tratamiento mal diagnosticado e inadecuado, la TB multi-resistente puede convertirse potencialmente es una amenaza importante para las poblaciones de personas encarceladas en la República Dominicana, agravado por la superpoblación. Cabe señalar como ejemplo el problema de la TB multirresistente y los altos costos de la inacción temprana que se vivió en las cárceles de Nueva York y Rusia. Inclusive, varios de los privados de libertad con los que conversé admitieron que habían vivido en el extranjero en lugares como Nueva York, Miami y Puerto Rico, y habían sido arrestados o deportados antes de regresar a la isla y terminar en La Victoria.

El TB en las Carceles

El control de TB en las cárceles y otros lugares puede presentar varios desafíos, pero la extensión de VIH/SIDA en la región ha creado algunos nuevos. Los estudios han demostrado que una tercera parte de aquellos que sufren de TB en la región del caribe también tienen VIH/SIDA. Las personas que viven con VIH/SIDA son más propensas a desarrollar una infección activa de TB que otros con sistemas inmunológicos más fuertes. La región caribeña en general posee una de las tasas de incidencia globales más altas de VIH/SIDA (2.7%) después de África Sub-Sahara. Además, existe un riesgo adicional de entre 5-10% cada año de que las personas que viven con VIH/SIDA sufrirán de una TB activa, aunque muchas veces es difícil de diagnosticar y es más complicado para tratar entre las personas que viven con SIDA.

La semana que realizamos el taller representó un pequeño pero importante avance en La Victoria, debido al hecho de que por primera vez el gobierno suministró medicamentos ARVs a los privados de libertad con SIDA. Tres prisioneros habían iniciado terapia esa misma semana, y pude observar a uno de ellos sosteniendo las pequeñas cajas blancas brillantes con el nombre de las compañías farmacéuticas CIPLA y Merck. Duraron diez años desde que estos medicamentos que salvan vidas fueron introducidos en los Estados Unidos y Europa para que las primeras pastillas finalmente llegaran a la República Dominicana y a la Penitenciaría La Victoria. Algunos privados de libertad han muerto a causa del SIDA en los últimos meses, este año y en años pasados sin recibir tratamiento. Sin embargo, existe esperanza de que esta situación esté empezando a cambiar. Estos pequeños avances y pasos hacia delante difieren mucho de la iniciativa “3x5” de la OMS/OPS en la cuál prometieron acceso a medicamentos ARVs para 3 millones de personas alrededor del mundo para el 2005. Hasta la fecha, o por lo menos hasta agosto del 2005, debemos conformarnos con tres privados de libertad.

Acceso a Tratamiento ARV en La Victoria

Suministrar tratamiento a privados de libertad podría llegar a ser controversial en la República Dominicana, donde el 80-90% de las personas que viven con SIDA que necesitan tratamiento todavía no tienen acceso a estos medicamentos. ¿Por qué deberían tener acceso primero los delincuentes?, se preguntarán algunos. Sin embargo, visto desde otra perspectiva, el Dr. Gonzalez, las autoridades carcelarias y el Gobierno Dominicano deberían ser elogiados y estimulados a seguir con estos esfuerzos. Los privados de libertad VIH+ tienen derechos humanos, y estos deben incluir el acceso a medicamentos ARV. Los mismos privados de libertad demostraron una curiosidad extrema y estaban ansiosos por realizar preguntas y hablar con dos personas que viven con SIDA quiénes llegaron para compartir sus experiencias al llegar a aceptar el hecho de que eran VIH+ y el comienzo del tratamiento diario de medicamentos antirretrovirales que han salvado vidas y les ha devuelto una vida sana y productiva. Los cuarenta privados de libertad seleccionados, los cuáles incluían alrededor de una docena que habían sido diagnosticados con VIH+, se mostraron extrañamente anuentes a discutir los desafíos relacionados al VIH/SIDA en la penitenciaría, TB y condiciones de salud en general, y estrategias para abogacía para tratar estos problemas.

La mayoría reconocieron que las autoridades estatales y carcelarias necesitan hacer mucho más para responder completamente al desafío del VIH y la TB en la cárcel. La superpoblación pareciera ser el problema más básico, pero la mayoría de cárceles viven situaciones similares y pocas tienen espacio adicional. Por ejemplo, se vivió una tragedia terrible en una cárcel del pueblo oriental de Higuey, donde un incendio mortal mató a más de 100 reclusos el año pasado. Otros problemas podrían tratarse más fácilmente y convertirse en parte de un movimiento más grande para mejorar las condiciones peligrosas y deficientes de las cárceles. Los privados de libertad fueron rápidos en quejarse de que el día del taller, y en general, no se ofrecen condones gratis en la cárcel. No sólo existen ciertas relaciones sexuales entre los reclusos y posibles casos de violaciones, sino también se le permite visitas a la penitenciaría de compañeras femeninas, mujeres, novias, miembros de la familia y hasta de trabajadoras del sexo, una cierta cantidad de veces por semana. El Dr. Gonzalez le aseguró a los reclusos que cuando él regresara el lunes traería un suministro de condones para responder a este tema.

Sin condones, sin mucho espacio o protección en el interior, y únicamente con la atención médica reciente, incluyendo ARV, para los reclusos que viven con SIDA, los riesgos son muy altos. Por ejemplo, dentro de las paredes de la penitenciaría, pequeños colmados o negocios han surgido para vender sodas, dulces, suplementos vitamínicos, paquetes de pasta, galletas, zapatos tenis de marca y otros artículos para los reclusos. Esto significa que todo está para la venta, desde colchones y almohadas, sábanas, ropa y mucho más, lo cuál significa que sin dinero la vida adentro es muy difícil y es probablemente la razón por la que varios reclusos nos pidieron que les regaláramos algunas monedas. Uno de los artículos para la venta me llamó la atención. Me contaron que era una jeringa utilizada para inyectar suplementos vitamínicos. Es posible, sin embargo, y muy probable, que fue utilizada para otra sustancia (como la heroína, que algunos reclusos confesaron haber usado previamente). Debido a la naturaleza costosa y limitada de los suministros en la penitenciaría, es posible que las agujas se compartan y así, conciente o no, utilizadas para facilitar la transmisión del VIH. No observé ningún contenedor especial para disponer de este material biológicamente peligroso dentro la cárcel.

A principios de agosto no existían pruebas rápidas de VIH en la penitenciaría, aunque me informaron que aparte de un estudio especial realizado hace varios años, no habían existido, a pesar de su necesidad, bajo costo y fácil uso. En una visita previa a la penitenciaría, tampoco se contaba con tubos de ensayo adicionales en la clínica de salud, lo cuál significa que durante el día no se podía extraer sangre de un recluso para una prueba de VIH para llevarla a un laboratorio externo para su análisis. Ahora que el tratamiento ARV se encuentra disponible y se les anima a los reclusos a realizarse pruebas, existe la necesidad de pruebas rápidas de VIH en la penitenciaría. A los reclusos con TB también se les realizaron pruebas de VIH, y de los 35 reclusos recibiendo tratamiento TB los enfermeros reportaron que 7 u 8 también tienen VIH, siendo la coinfección una carga difícil y muchas veces mortal dentro de La Victoria. Además, las condiciones de hacinamiento en la penitenciaría significa que muchos de los reclusos con VIH se encuentran en alto riesgo de contraer TB, ya que no existe separación entre estas personas y la población en general.

Falta de Agua Potable

La privacidad y confidencialidad es otra preocupación dentro de la penitenciaría. Obviamente, en un cuarto con 15-40 personas es difícil para los reclusos con VIH/SIDA tomar los medicamentos ARV cada día ocultar o no crear curiosidad sobre su condición. Es igualmente preocupante para los reclusos sin recursos lograr acceso a suficiente alimento nutritivo y agua potable. En la penitenciaría se venden grandes botellas de agua potable al igual que en el resto del país, pero varios reclusos no tienen los medios para comprarlos y el tomar el agua sin tratamiento implica un alto riesgo de infecciones transmitidas por el agua, especialmente para reclusos con sistemas inmunológicos débiles a raíz del VIH/SIDA. La comida presenta un problema similar, ya que algunos reclusos tienen los medios para comprar, preparar e inclusive vender su propio alimento, lo cual suena sencillo pero aparentemente fue de mejor calidad de lo que ofrece la penitenciaría. Los medicamentos antirretrovirales aumentan el apetito, y la falta de comida bien preparada podría hacer difícil la adherencia a ARV para algunos reclusos con SIDA. Dentro de la penitenciaría existe muy poca información o materiales impresos sobre VIH/SIDA, tratamiento antirretroviral, TB multi-resistente, derechos humanos y temas de salud relacionados que afectan a reclusos en muchos otros países, lo cual es una de las razones del porqué fue importante el taller que organizamos para discutir estos temas y el poco material que pudimos distribuir, aunque no fuera suficiente.

Al menos por un día, y esperamos que aún más allá, los reclusos pudieron conectarse, detrás de los barrotes, con un movimiento mucho más grande y observar el impulso de un proceso real de cambio dentro del país, la región y mundo, donde las personas que viven con VIH/SIDA demandan que se respeten sus derechos, y se les suministre medicamentos que salvan vidas como un derecho humano. Después del taller, los reclusos terminaron su comida, la cual iba en cajas desechables, llenas de arroz, pollo y ensalada que llevamos a la penitenciaría desde un restaurante en Santo Domingo, las cuáles fueron abiertas e inspeccionadas por los guardas a nuestro ingreso. Me comentaron que la comida fue mucho mejor de lo que reciben normalmente, y algunos de los reclusos que no participaron en el taller estaban sonando las rejas con la esperanza de recibir un poco de la comida también. Los cuatro visitantes, hablamos, estrechamos la mano y nos despedimos de los reclusos, y luego nos dirigimos de vuelta a Santo Domingo. Los reclusos regresaron a sus celdas para compartir alguna de la información que aprendieron con los más de 3,000 reclusos, con la esperanza de que posiblemente algunas cosas estén cambiando y puedan continuar cambiando para el bien de las personas que viven con VIH/SIDA en La Victoria.

La comida para el taller y los materiales fue posible en parte por el apoyo de Open Society Insitute a la Asociación Agua Buena de Derechos Humanos, como parte de un proyecto de movilicacion comunitaria sobre VIH/TB en Latinoamérica y el Caribe.

*Eugene Schiff - Caribbean Region Coordinator
Agua Buena Human Rights Association
www.aguabuena.org
Tel: 809-858-1337
eugene.schiff@gmail.com

Richard Stern - Director, Asociacion Agua Buena
San Jose, Costa Rica
Tel/Fax: 506-2280-3548
rastern@racsa.co.cr

Guillermo Murillo - Agua Buena Assistente de Direccion
San Jose, Costa Rica
Tel/Fax: 506-2430-5979
memopvs@racsa.co.cr

Jaime Argueta - Agua Buena - Centroamérica; Guatemala/El Salvador
crixivan_39@yahoo.com

 

© 1999-2001 Babroo Producciones
Diseñada y mantenida por Jorge Angulo