Agua Buena
Asociación de
Derechos Humanos

San José Costa Rica
Teléfonos: (506) 2280-3548
P.O.Box: 366-2200 Coronado

Necesitas un lugar donde quedarte 
en San José?

Tenemos habitaciones para alquiler, más información aquí.


Patrocina:

 

Artículos

Sección: Regional
Publicado: Febrero 2006

Nuevas Barreras a medicamentos pueden empeorar el problema, de por sí ya ignorado por demasiado tiempo, del SIDA en Guatemala

TimesLeader.com

Este artículo fue escrito por Ernesto Londono en su trabajo para el Dallas Morning News, ahora escribe para el Washington post. El artículo puede encontrarse en su idioma original en http://www.contracostatimes.com.

Traducido por Laura Porras de la Asociación Agua Buena

Ciudad de Guatemala, 1/6/2006 – El terremoto que azotó esta ciudad en 1976 mató al esposo de Prudencia. Veintidós años después, el huracán Match borró su casa de uno de los precarios en las colinas.

Ahora el SIDA, una maldición para el país más discreta pero igualmente devastadora, esta matando lentamente a su hija, Sonia. La muerte de Sonia, que los doctores dijeron es inminente, agregará a Jorge, nieto de Prudencia, a la creciente lista de huérfanos por SIDA del país.

“Ahora que ella esta enferma, quién nos va a cuidar?” Pregunta Prudencia de 77 años, llorando suavecito en una fría tarde, en un hospicio para SIDA en las afueras de la capital.

Guatemala posee más huérfanos por el SIDA que cualquier otro país de América Central y según los expertos esta es una coyuntura importante en su creciente epidemia de VIH.

El país que – para los críticos, ha sido inexcusablemente lento en reconocer su problema de SIDA – recibió recientemente $8.4 millones del Fondo Global para lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria, una coalición con base en Ginebra de organizaciones públicas y privadas. Los fondos están asignados en su mayoría para proveer de medicamentos a las personas Guatemaltecas viviendo con SIDA, medicamentos que les salvarán la vida.

Pero al mismo tiempo, Guatemala a firmado un tratado de libre comercio con los Estados Unidos que incluye (provisiones) que los oficiales de Naciones Unidas y los médicos Guatemaltecos temen puedan obstruir significativamente la distribución generalizada y accesible en precios de medicamentos genéricos para SIDA a las personas que les necesitan.

Los expertos señalan que levantar nuevas barreras entre Guatemala y los medicamentos antirretrovirales para VIH puede demostrar ser de costos muy altos especialmente ahora que la epidemia esta empezando a ser generalizada, o sea que no es exclusivo a ciertos sectores de la población fácilmente identificables

“La epidemia empezó en África muchos años antes que en América” señala el Dr. Eduardo Arathoon, quien maneja una de las pocos clínicas para SIDA en el país “La única diferencia entre África y nosotros es el tiempo”.

Expertos dicen que el VIH se expande más rápido y de manera más devastadora entre personas que viven en lugares con poca infraestructura y acceso limitado a cuidados médicos, debido a que la condición pasa años sin ser diagnosticada.

Sonia fue diagnosticada como VIH positiva en el 2001 en la clínica de Arathoon. Cuando llegó a ella tenía dos enfermedades oportunistas – toxoplasmosis y cryptococosis – comunes en la región entre personas VIH positivas sin tratamiento.

Su pareja, un hombre que dicen los doctores y Prudencia que abusaba de Sonia con frecuencia, fue diagnosticado con VIH. El culpó a Sonia por la enfermedad y abandonó a la familia, cuenta Prudencia.

Los doctores le dijeron a él: “Sos un asesino” recuerda Prudencia. El hombre se fue sin despedirse de Jorge y ahora vive con otra mujer.

Frágil y traumatizada, Sonia fue admitida en La Casa de San José, un hospicio en las afueras de la Ciudad de Guatemala, que alberga primordialmente a huérfanos del SIDA. Poco tiempo después del diagnóstico, dejo de hablar. Desde entonces se comunica únicamente a través de gestos.

Luego de unos meses de tomar medicinas anti retrovirales, Sonia pudo regresar a casa. La familia vive en un tugurio pequeño sin electricidad ni agua, construido con sobrantes de material de construcción en una de pendiente de tierra que no les pertenece.

Poco después de haber dejado el hospicio, Sonia dejó de tomar los medicamentos y no llegaba a las citas con el médico. Un año después quedó embarazada y no le dijo a nadie hasta que su vientre fue imposible de esconder.

“Estas son personas que viven con menos de US$2 al día” cuenta Carola Ahumada, una trabajadora social en el hospicio, subrayando la dificultad de supervisar el tratamiento a personas empobrecidas como Sonia. “Estamos hablando en su mayoría de personas que no pueden leer ni escribir”.

Debilitada por el embarazo, Sonia terminó de nuevo en el hospicio donde los doctores lograron estabilizarla nuevamente con un nuevo antirretroviral – ya se había vuelto inmune al primero – y salvar al bebé. Pero luego de dejar el hospicio y perder la custodia del recién nacido, dejó de nuevo de tomar los medicamentos.

“Si ella no cambia su comportamiento, puede ser cosa de meses, tal vez un año” antes de que Sonia muera, cuenta Ofelia Samayoa, una de sus médicos. “Ya le hemos cambiado el medicamento tres veces.”

Las medicinas para VIH en Guatemala han estado en baja disponibilidad desde que inició la epidemia a mediados de los 80s y casi todos los medicamentos disponibles para personas pobres provienen de la ayuda internacional. Pero los médicos Guatemaltecos tienen una razón más para preocuparse: un tratado recientemente firmado puede exacerbar la epidemia, según los expertos Guatemaltecos.

El Tratado de Libre Comercio con Centroamérica, un acuerdo firmado como ley por el Presidente Bush en Agosto que cubre a los Estados Unidos, República Dominicana y la mayoría de los países de Centroamérica, contiene previsiones que los médicos Guatemaltecos temen les impida importar medicamentos genéricos baratos para el VIH de forma legal.

Médicos sin Fronteras, un grupo sin fines de lucro, maneja cuatro clínicas para SIDA en Guatemala y brinda tratamiento a alrededor de 1.800 personas que toman antiretrovirales. Rachel Cohen, quien lleva el programa de campaña para el acceso a medicinas esenciales, dice que existen alrededor de 13.000 personas en Guatemala que necesitan las medicinas de forma desesperada no están recibiéndolas. Es casi el doble de personas que en los Estados Unidos y se encuentra entre las cifras más altas del hemisferio. El tratado de libre comercio brinda a las compañías farmacéuticas de Estados Unidos cinco años de exclusividad para los medicamentos, desestimulando a compañías de la competencia para producir versiones genéricas más baratas de las drogas. Garantizar un flujo permanente de medicamentos para SIDA a precios asequibles en el país s importante, ya que los pacientes con frecuencia desarrollan resistencia a las marcas más usadas, según comentan expertos.

“Es absolutamente crítico” dice Cohen. “Si los números en Guatemala se elevaran de 13.000 a 20.000, 30.000, 50.000; va a ser imposible para Guatemala si quiera contemplar el tipo de respuesta nacional que se hace necesaria”.

La lucha por el acceso a medicinas para HIV a precios asequibles, no es nueva en Guatemala. Arathoon, quien abrió la primer clínica para SIDA en el país, demandó al Gobierna de Guatemala en el 2001 luego de que algunos pacientes seleccionados para participar de un estudio clínico administrado por el Ministerio de Salud Pública perdieron acceso de manera abrupta a los medicamentos debido a que los fondos asignados para comprarles desaparecieron.

Arathoon, un médico de palabras simples y entrenado en Stanford, ha encontrado maneras creativas para hacer llegar los medicamentos a sus pacientes. Durante una visita reciente a su clínica, un espacio reducido y lleno de cosas en uno de los dos hospitales de la capital, abrió un refrigerador donde guarda los medicamentos para SIDA.

“Contrabando” dice con una amplia sonrisa, refiriéndose a las botellas de prescripciones de Farmacéuticas Norteamericanas. “Así es como hemos mantenido con vida a más de 100 niños a través de los años”.

El así llamado contrabando, inicia su travesía en una organización para VIH en Oklahoma llamada “Otras Opciones, INc.” La cual recoge medicamentos que han sido devueltos a farmacias en los Estado Unidos. Por ley, estas farmacias no pueden volver a vender un producto devuelto en su país. Sin embargo, aquellos que no hayan sido utilizados pueden ser enviados a otros países.

Desde Oklahoma las botellas que se encuentran en el refrigerador de Arathoon viajan a Florida, donde son recogidas por Embajadores de Aerolínea, una grupo sin fines de lucro que de aeromozas(os) que llevan medicinas y otras provisiones a países pobres.

Mientras aumentar el acceso a medicinas a precios asequibles es un paso clave para conquistar en la epidemia de Guatemala, otros obstáculos pueden ser incluso más difíciles de solventar. Entre las principales se encuentra el acercarse a hombres que tienen sexo con hombres, un grupo que ha sido altamente estigmatizado en la sociedad Guatemalteca, lo que según los expertos ha contribuido grandemente a la prevalencia de la enfermedad entre mujeres heterosexuales que no siquiera sospechan de su condición.

“Existe un número considerable de hombres que tienen sexo son hombres y que también tienen esposas y novias, y viven la mayor parte de su vida como si fueran heterosexuales” cuenta Michael Bartos, coordinador del Programa de VIH/SIDA de Naciones Unidas en la Ciudad de Guatemala.

“Lograr que las personas en esos contextos reconozcan el riesgo en que se encuentran ha sido mucho más difícil que acercarse y llegar a la comunidad gay, que posee periódicos gay, y lugares de reunión común como bares. Esto no existe para la mayoría de hombres que tienen sexo con hombres en Guatemala”.

El estigma no afecta solo a hombres que tiene sexo con hombres. Elena Clavijo, directora de un hospicio para huérfanos por SIDA, la mayoría de los cuales tienen la enfermedad, ha recibido muchos portazos a la cara tratando de realizar tareas simples, como registrarles en la escuela o buscando un dentista dispuesto a atenderles.

“Ha sido casi imposible encontrarles escuelas” cuenta. “Cuando uno trata de decirles (que los niños o niñas tienen VIH), les echan.”

Los casi 40 niños y niñas que viven en el orfanato se veían bien alimentados y vestidos durante una visita reciente.

Pero en medio de la risa y el caos controlado constantes en el orfanato desde que se levanta el sol hasta la hora de acostarse, existen tristes remembranzas de la enfermedad que ata a las niñas y niños. Las fotografías de quienes han muerto están colgadas en la pared y dos pequeños ataúdes se encuentran guardados a plena vista.

Los registros donde oficiales del orfanato han armado piezas y pedazos de información acerca de los niños y niñas bajo su custodia, ofrecen un vistazo en el grado de vergüenza que vela la enfermedad.

Diana, una bebé de ocho meses, fue abandonada dentro de una caja de cartón en la cafetería de un barrio pobre de la Ciudad de Guatemala.

“Perdónenme” quien sea que abandonó a la bebé escribió en una nota “Les dejo a mi bebé porque no sé qué hacer con ella. Está enferma, tiene SIDA, y no tengo dinero para ayudarla. Gracias”

TimesLeader.com

** Los apellidos de personas mencionadas han sido omitidos en la traducción


 

© 1999-2001 Babroo Producciones
Diseñada y mantenida por Jorge Angulo